31 dic 2006

La palabra

A veces la acción no es suficiente para estar en el mundo, entonces viene la palabra. El hombre no se conforma con la realidad, soberana e inaprensible como ésta es, y busca apropiarse de ella mediante el lenguaje. Como en el génesis bíblico, la palabra crea al mundo, ilumina lo que antes era nada, oscuridad, vacío. La luz se hace para el hombre como para el creador, cuando éste habla. El mundo es humano sólo entonces, sólo entonces se siente el hombre como en casa.

18 dic 2006

El sueño lúcido (tercera parte)

El sueño y la vigilia sin duda se parecen. En ambos nos es dado un mundo ajeno y arbitrario, sobre el cual hemos de actuar irremediablemente. Antes hablábamos de la posibilidad del sueño lúcido, esto es, de saber que soñamos y por lo tanto realizar todas las acciones que el sueño nos permita. Así puede hacerse también durante la vigilia. Ser lúcido se trata de saber dónde estamos parados, de ver la justa dimensión de todas las cosas, reconocer que soñamos o que vivimos y lo que eso implica. Si durante el sueño el hombre lúcido es capaz de todo, durante la vigilia es capaz de todo lo posible.

4 dic 2006

El sueño lúcido (2a. parte)

Mira el reloj. Puede ser que encuentres a las manecillas dando vueltas caóticas, o que los dígitos tengan un comportamiento extraño. Mira tu entorno. Puede que algo sea fuera de lo común. Intenta volar. Si lo logras, ha comenzado tu sueño lúcido.

14 nov 2006

El sueño lúcido

Soñemos, alma, soñemos
otra vez; pero ha de ser
con atención y consejo
de que hemos de despertar
de este gusto al mejor tiempo (…)
Y con esta prevención,
de que cuando fuese cierto,
es todo el poder prestado
y ha de volverse a su dueño,
atrevámonos a todo…

“La vida es Sueño”
Calderón de la Barca

La expresión más evidente de nuestra capacidad creativa es el sueño. Sin pedir permiso el mundo onírico abre la puerta y estamos invitados a la reinvención del mundo real, del mundo que nos es dado durante la vigilia. Pero lo soñado va más allá de la realidad que le dio origen. Como las obras de arte, como los juegos, los sueños construyen mundos más propios, mundos que, de la mano de la subjetividad, se levantan heroicos a la altura de la “objetividad” del mundo tangible y común para todos. Los sueños no son “restos” de la vigilia, sino su entera reconstrucción, su re-creación a partir de “sistemas”, “lógicas” y “razones” que yacen en lo más obscuro del inconsciente.

El hombre sabio

Muchos caemos en la tentación, alguna vez, del uso indiscriminado de la inteligencia, como si fuera ésta un fin en sí misma. Caemos también en el espejismo soberbio de que aquél que domina el discurso, domina a los demás, ya que por obra del logos es más poderoso que ellos. El hombre que habla tiende a menospreciar a los que honran el silencio. Pero es, como lo digo, un pecado de soberbia, quizá el pecado más humano (habrase visto un ser que sin ser dios, puede hablar sobre los dioses, y crear como los dioses). Incluso la inteligencia está, o debiera estar, al servicio de un fin más grande, menos egoísta que el saberse inteligente.

La vida poética

Hay un enajenado potencial en cada uno de nosotros. Sobre todo en los que tienen el hábito de hacer cuestionamientos. Los curiosos estamos condenados a llevar las preguntas hasta el límite de lo que podemos entender, estamos condenados a una última respuesta: el vacío, la nada, la muerte. El ímpetu optimista inicial del curioso se ve aniquilado por una pesadumbre existencial que no le permite ya encontrar el picante sazón en su arte de inmiscuirse con el todo. El sinsentido último a que conducen todas las dudas (el sinsentido de la muerte, de la finitud) es un reto para la cordura de todo entusiasta preguntador. Pero es sólo eso, un reto, no todo está perdido.

1 nov 2006

El arte

"¿Palabras? Sí, de aire,
y en el aire perdidas.
déjame que me pierda entre palabras,
déjame ser el aire en unos labios
un soplo vagabundo sin contornos
que el aire desvanece.
También la luz en sí misma se pierde"

–Octavio Paz

Aventurero, corrosivo es el destino del poeta, del creador. Volátil juguetea en su espacio poético que es su mundo entero, el mundo donde todo lo suyo está permitido. Dueño o esclavo de su creación, es uno con ella. El poema, la sinfonía, el cuadro, el texto, la obra en general, es la casa del creador, deviene su sostén como el hijo que en la madurez regresa a sus padres un poco del cuidado recibido en la infancia. El artista vive perenne en su creación como el padre en el hijo por el milagro de la genética. En la obra está bien el creador, encuentra en ella la seguridad de la pertenencia, lo que es suyo y a la vez aquello de lo que él es parte. La obra es la casa y la familia; el lugar propio.