20 jun 2011

En sueño

Huí de tí mil veces. De tí al sueño que podía unirnos de forma perfecta. Quise dormir para hallarte entre los muros tambaleantes, en los pasillos de día, donde puedo hablarte de forma tal que puedes entenderme.

Huí de tí mil veces hacia el rincón más hondo en la distancia, ahí donde te sepulté desde la primavera. Pero abrí los ojos y caí en tí siempre y eras más tangible que la sal entre las sábanas. Entonces bebí tu risa informe y seguí a tientas el camino a tu mirada. Conté las marcas de tu piel, llené con tu cabello mi aliento, me lloré por entero contra el ligero temblor de tu pecho.

Cayó el día sobre nosotros. Inundó las sábanas. Besó nuestros pies distantes encontrados. Te hablé por última vez y te despedí con un suspiro. No eras nada, ni siquiera el tacto febril de un sueño. La risa que bebí era su risa, su cabello el cabello con que llené mi aliento. Mis lágrimas las lágrimas que no pude llorar contra el ligero temblor de su pecho.