7 may 2014

El día del rayo (M. A. Diosdado)

Lo recuerdo como si fuera entonces. Caminaba por la calle M. A. Diosdado pensando en mis asuntos mundanos de siempre. Iba aprisa, pues el aire olía ya a tierra húmeda. Era un día como cualquier otro que se convirtió en un día como cualquier otro día de lluvia: propicio para correr sin pensar en nada. Y en eso estaba cuando me golpeó. No escuché ruido alguno, no supe de dónde vino. Sólo llegó ante mí su luz explosiva y la sentí recorrer mi espalda desde la coronilla. Y ahí, fuera del tiempo, pensé por primera vez que moriría.

Entonces, mi querido nieto, empezó este largo día. Así que no llores. Yo estaría contento si ese día hoy por fin se terminara.

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