Lucha de la conciencia contra sí misma en el campo de batalla del cuerpo. La vigilia es un encaramiento con el tiempo y con la vida propia en la que éste se derrama. El cuerpo insomne se planta como un soldado, como un estoico centinela frente a las acometidas del hipnótico rostro de la muerte.
Constante y sin hacer aspavientos, cada noche la muerte ensaya su irrupción en nuestra vida, por eso es que si muriéramos durmiendo probablemente no opondríamos resistencia, porque el sueño y la muerte se confunden en nosotros; porque el dormir es la experiencia amable del morir; es la persistente domesticación que la muerte obra sobre nosotros.
La rendición diaria del hombre ante el sueño, es la metáfora de su mansedumbre ante su propia muerte.Nuestra debilidad ante la muerte es que buscamos, casi siempre sin reconocerlo, un descanso final. Y en el sueño descansamos, como en la muerte, no sólo de la pesadez de una faena, sino también de la abrumadora carga del tiempo.
La rendición diaria del hombre ante el sueño, es la metáfora de su mansedumbre ante su propia muerte.Nuestra debilidad ante la muerte es que buscamos, casi siempre sin reconocerlo, un descanso final. Y en el sueño descansamos, como en la muerte, no sólo de la pesadez de una faena, sino también de la abrumadora carga del tiempo.
Mientras los relojes allá afuera cumplen cabalmente con su oficio, no podría yo decir si he dormido minutos o semanas, si mi sueño transcurrió lento o rápido, o si transcurrió siquiera. Dormimos para detener el tiempo, y al dormir abrimos en la línea del tiempo un hueco por donde ella misma se fuga, se disuelve y licua.
He aquí entonces la paradoja del que permanece despierto: desprecia la oportunidad de experimentar la muerte –liberación del instante, atemporalidad pura– por perseguir al tiempo –su condena a muerte–. El despertar pone de nuevo en marcha los pasos de un reloj oculto que corre en cuenta regresiva dentro de cada uno de nosotros.La vigilia es, como la vida misma, la crónica de la resistencia contra el tiempo, que se agota, que se derrumba precisamente por haberse puesto en pie.
2 comentarios:
Tu texto me ha hecho preguntarme ¿dónde está la verdadera y plena vida psiquica? ¿en la vigilia o en el sueño?
y además ¿es nuestro primer encuentro con la muerte una metáfora del fin de la racionalidad?
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